viernes, 23 de noviembre de 2012

Sonrisas

Una pequeña sonrisa asoma entre los besos. Colonia que se queda en los dedos. Palabras en cada mirada. Simplemente, felicidad. Cuando le miras, notas que tu sonrisa ya no puede ser más grande. Cuando piensas en él, recuerdas aquella gran sonrisa y te imaginas la cara de tonta que se te debe poner a su lado. Vuelves a sonreír; y descubres que le has encontrado, que sólo él tiene ese poder, que sólo él es capaz de regalarte millones de endorfinas cada día; que es para ti, porque no te hace sufrir, porque te hace reír y te recuerda que el más inútil de todos los días es en el que no sonríes...