Por si algún día te preguntas por qué eres especial (o más que especial)...
- ¿Qué significa "domesticar"?- le preguntó el principito-.
- Significa "crear vínculos", si tu me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tu serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...
- Comienzo a comprender- dijo el principito-. Hay una flor...creo que ella me ha domesticado...
- Es posible- concedió el zorro. Si tu me domesticas, mi vida estará llena de sol. ¿Ves allá abajo los campos de trigo? Tu tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques. El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo. El zorro se calló y miró un buen rato al principito: -Por favor...domestícame- le dijo.
- Bien quisiera- le respondío el principito pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas.
- Sólo se conocen bien las cosas que se domestican- dijo el zorro- ¡Si quieres un amigo, domestícame!
- ¿Qué debo hacer?- preguntó el principito.
- Debes tener mucha paciencia- dijo el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tu no me dirás nada. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...
El principito volvió al día siguiente.
- Hubiera sido mejor- dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la felicidad. Pero si tu vienes a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón...
De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando el día de la partida:
- ¡Ah!- dijo el zorro-, lloraré.
- Pero he ganado- dijo el zorro- he ganado a causa del color del trigo. Y añadió:
- Vete a ver las rosas: comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.
El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:
- En nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ellas han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo. Son muy bellas, pero mi rosa es más importante que todas, porque yo la he regado, ha sido a ella a la que abrigué y cuidé, y es a ella a la que he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa. Y volvió con el zorro.
He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos. Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tu le has dedicado. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tu eres responsable de tu rosa...- dijo el zorro-, -Yo soy responsable de mi rosa...-repitió el principito para recordarlo.
El principito.
Antoine de Saint-Exupéry